Lecciones básicas para iniciarse
en el dibujo. Lección 3
Dibujar es más una habilidad mental que manual. En efecto, la mano que
dibuja sólo ejecuta las órdenes que le envía nuestro cerebro.
Si nos paramos a pensar lo que
hacemos cuando dibujamos algo, nos damos cuenta de que en realidad no es sólo
mirar y dibujar sino que el proceso es más complejo: distorsionamos la manera
en que utilizamos nuestros ojos y hacemos un trabajo mental de transformación
para poder representar objetos sobre el papel. No podemos dibujar lo que vemos
porque somos incapaces de ver lo que está ante nuestros ojos de manera bidimensional.
Debemos, en cierto modo, hacer el cambio de lo que percibimos en 3 dimensiones
a las 2 dimensiones de la superficie del papel.
Tenemos diferentes maneras de
procesar información, una verbal y lógica, vinculada al hemisferio cerebral
izquierdo y un modo más abstracto, espacial y creativo asociado al lado derecho
del cerebro, este último es el que hay que estimular y entrenar para dibujar.
Por tanto, dibujar requiere usar el cerebro de un modo diferente a como lo
hacemos siempre. Así como un cantante educa su voz y sus cuerdas vocales para
alcanzar notas que no utiliza para hablar, nosotros debemos entrenar nuestros
ojos (y nuestro cerebro) para que puedan ver los modelos como formas
bidimensionales, con el fin de poder dibujarlas y que sobre el papel parezcan
tridimensionales.
Por ejemplo, cuando observamos
una silla con el propósito de dibujarla debemos verla como una serie de formas
y elementos bidimensionales singulares y particulares que percibimos desde un
determinado punto de vista.
En consecuencia, como dibujar no
es sólo una cuestión de destreza manual, todos podemos aprender a dibujar, sí,
TODOS Y TODAS. Saber dibujar es una habilidad que se puede adquirir como
cualquier otra: leer, andar en bici, esquiar, conducir... Para ello debemos
integrar unas habilidades, conocimientos, técnicas o “trucos” que se pueden aprender. A partir de ahí la
práctica y/o el talento pueden establecer las diferencias entre quien lo hace
mejor o peor.
Recordad como aprendimos a
conducir: al principio somos conscientes de la dificultad, tenemos problemas de
coordinación y debemos pensar todo lo que hacemos; de repente un día, como por
arte de magia, las cosas encajan y empezamos a hacer las cosas de forma
automática. Conozco a más de uno, y de dos, que dijo que nunca conseguiría
aprobar el carnet de conducir y ahora
son magníficos conductores...con el dibujo pasa igual.
Os propongo un ejercicio muy
típico, si lo hacéis estoy seguro que os sorprenderéis del resultado: imprime
el dibujo que ilustra la publicación y colócalo al revés (boca abajo). Al lado
coloca un papel en blanco y empieza a dibujar la imagen que ves, sin intentar
“entenderla”, solo fíjate en sus formas, sus ángulos y las relaciones que hay
entre unas líneas y otras. No hay que pensar "estoy haciendo la boca, el dedo,
etc.", sino en todo caso "esta línea sube tanto, o se curva
aquí...".
Si llegamos a sentir que estamos
haciendo una especie de puzzle, es que estamos haciendo bien el ejercicio. El
objetivo no es que me salga parecido al original, sino concentrarme en copiar
las líneas y espacios. Si tenemos la tentación de pensar cómo está el dibujo
para darle la vuelta, perderemos la concentración. No es un dibujo de
totalidad, sino que se construye poco a poco, por partes. Por ello, si
queremos, lo podemos hacer cubriendo el original con otra hoja de papel para ir
descubriéndolo a medida que vayamos avanzando. Para que nuestro dibujo sea de
un tamaño similar al modelo, podemos colocar el original encima o a un lado y
de este modo podremos comprobar correspondencias de tamaño en vertical y
horizontal.
Cuando acabes tu primer dibujo
del revés ya puedes dar la vuelta al dibujo y comparar el resultado. Este
ejercicio está basado en uno propuesto por
Betty Edwards en su libro “Nuevo aprender a dibujar con el lado derecho
del cerebro” ¡Espero que lo intentéis! y ya sería la leche que me comentaseis
que tal fue la experiencia...
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