.- En todas partes hay más naranja del que se ve.
El naranja es un color subestimado, tiene un papel secundario en nuestro pensamiento y en nuestro simbolismo. Pensamos en el rojo o en el amarillo antes que en el anaranjado.
El rojo y el amarillo, de los que resulta el naranja, tienen muchas oposiciones en su simbolismo. El naranja une los opuestos y refuerza lo que les es común.
El naranja, cuyo nombre procede del fruto homónimo en otros tiempos exótico, parece también un tanto exótico. No hay palabra inglesa ni alemana que rimen con "orange". Y lingüísticamente muchos piensan que el nombre “naranja” no tiene significado pleno sin añadidos explicativos; por eso se dice “de un naranja tal o cual”, “rojo anaranjado” o “naranja amarillento”. Las cosas pueden ser negras, muy negras o negrísimas, pero no hay ninguna gradación de naranja.
La singularidad del naranja altera nuestra percepción. A nuestro alrededor vemos menos naranjas de los que realmente hay. Hablamos del rojo del atardecer, aunque es más exacto hablar de naranja. Hablamos de cabellos pelirrojos o del zorro rojo, pero estos son en realidad anaranjados. También decimos que un metal está “al rojo”, cuando el verdadero color es el naranja.
Los pelirrojos son propiamente "pelinaranjas". Van Gogh se autorretrató con el pelo de color naranja. Por todas partes hay naranjas; sólo hay que aprender a verlos.
.-Violeta: El color del feminismo
El movimiento feminista comenzó en Inglaterra en 1870, con la lucha de las mujeres por el derecho al voto, al sufragio; por lo que se llamaron sufragistas. En 1918 consiguieron su objetivo en Inglaterra, un año más tarde en Alemania. En España se alcanzó en 1931.
El movimiento feminista comenzó en Inglaterra en 1870, con la lucha de las mujeres por el derecho al voto, al sufragio; por lo que se llamaron sufragistas. En 1918 consiguieron su objetivo en Inglaterra, un año más tarde en Alemania. En España se alcanzó en 1931.
En 1908, la inglesa Emmeline Pethick popularizó los tres colores del movimiento feminista: violeta, blanco y verde. Su explicación: “El violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por su derecho al voto, simboliza su conciencia de dignidad y libertad. El blanco simboliza la honradez y el verde simboliza la esperanza en un nuevo comienzo”.
Tenían que ser tres colores pues desde la Revolución Francesa las banderas tricolores eran el símbolo de todos los movimientos liberadores. Y sobre todo: debían ser colores que hubiera en el armario. Se empezó a entender que las mujeres que vestían esos colores se identificaban con el movimiento “sufragista”. también muchos hombres apoyaron a las mujeres vistiendo ellos mismos los colores del movimiento.
Alrededor de 1970, el violeta volvió a ser popular como color de movimiento feminista moderno. El signo internacional fue el signo femenino con un puño cerrado en su interior, todo ello en color violeta, "women power"
.- Azul Ultramar: el color más caro de todos los tiempos
Tenían que ser tres colores pues desde la Revolución Francesa las banderas tricolores eran el símbolo de todos los movimientos liberadores. Y sobre todo: debían ser colores que hubiera en el armario. Se empezó a entender que las mujeres que vestían esos colores se identificaban con el movimiento “sufragista”. también muchos hombres apoyaron a las mujeres vistiendo ellos mismos los colores del movimiento.
Alrededor de 1970, el violeta volvió a ser popular como color de movimiento feminista moderno. El signo internacional fue el signo femenino con un puño cerrado en su interior, todo ello en color violeta, "women power"
.- Azul Ultramar: el color más caro de todos los tiempos
El color más caro de todos los tiempos ha sido el azul ultramar. Aún se produce auténtico azul ultramarino, el de máxima calidad cuesta 15.200 €/kg. Para producir este color se empleaba como pigmento una piedra semipreciosa, de color azul profundo con vetas blancas y motas doradas: el lapislázuli. Es una piedra similar al mármol, que se tritura y se reduce a polvo.
El Ultramarino es conocido por los pintores desde la Antigüedad como el azul luminoso. Las obras donde este color predomina eran consideradas productos de lujo.
En 1508, Alberto Durero escribió a su cliente Jacob Heller, que le había encargado un altar, contándole cómo había pagado por el ultramarino que necesitaba para la obra. Durero cambió obras valoradas en 12 ducados (equivalente a 41 gramos de oro) por 30 gramos de azul ultramarino. Si se piensa en la necesidad de oro que había entonces para acuñar monedas y en a escasa producción de este metal, el precio equivaldría a diez veces el precio actual del oro.
Debido al alto precio del color, en los pedidos del pintor se especificaba la cantidad exacta y la calidad del mismo según las partes de su obra en que iba a emplearlo. Los costes se detallaban en las cuentas. Desde 1834, el azul ultramar se puede producir artificialmente y cuesta entre 10 y 30 euros, según su calidad.
.- ¿Cómo reaccionan los animales ante el rojo?
Existe la creencia de que el color rojo excita al toro, pero realmente el toro embiste contra lo que se mueve, contra la muleta del torero. La única razón del trapo rojo es disimular la sangre fresca.
Los animales oyen y huelen mejor que nosotros, y nosotros distinguimos mejor los colores, sólo los monos antropoides se nos parecen en esa capacidad.
Los seres humanos vemos los colores en el espectro de rojo-naranja-amarillo-verde-azul-violeta. La mayoría de los animales tienen el espectro desplazado: amarillo-verde-azul-violeta-ultravioleta; no ven el rojo, pero sí el ultravioleta que es invisible para el hombre.
Las abejas y otros insectos no ven el rojo, pero si el ultravioleta. Muchas flores tienen partes ultravioleta. La visión de los insectos fue determinante en la selección de los colores de las flores: las flores que son polinizadas por los insectos nunca son rojas. Pero los pájaros sí ven el rojo, por eso hay muchas plantas tropicales que tienen sus flores de color rojo, pues son polinizadas por los colibríes.
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